¿COMO SE PRODUCE EL
DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA?
A finales del siglo XIX
nacieron Jean Piaget y Lev S. Vigotski, ambos plantearon desde perspectivas
diferentes una nueva manera de entender al ser humano y su desarrollo. Sus
propuestas teóricas han sido definitivas para la consolidación de la Psicología
del desarrollo.
Ninguno de los intentos
teóricos actuales ha podido ignorar las obras de estos dos “titanes de la
Psicología”, bien sea para criticarlas, asumirlas o intentar completarlas,
porque en ellas están contenidas, de una manera u otra, las principales
cuestiones que la agenda actual que esta disciplina tiene planteadas.
A continuación me
centraré en la Teoría de Piaget. La contribución esencial de Piaget al
conocimiento fue de haber demostrado que el niño tiene maneras de pensar
específicas que lo diferencian del adulto. Jean Piaget obtuvo
más de treinta doctorados honoris causa de
distintas Universidades del mundo y numerosos premios.
Su teoría es muy útil a la
hora de saber qué tipo de contenidos podemos trabajar con nuestros alumnos y
conocer cómo son sus esquemas mentales. A veces nos olvidamos y trabajamos
contenidos que corresponde a un nivel superior y que nuestros alumnos aún no
tienen capacidades para asimilarlos, por ello esta teoría es muy útil en ese
sentido. Por ejemplo, muchas veces en primaria se les propone problemas
matemáticos que implican mucha abstracción y no se les da la oportunidad de
manipular dichos objetos y en esta etapa el pensamiento de los niños se maneja
ante cosas concretas todavía no son capaces de deducir e inducir... Quizás muchos de vosotros ya la conocéis pero
aún así viene bien reflexionar y pararnos a pensar si nosotros estamos haciendo
cosas que aún no pueden asimilar etc. Ya que a veces se nos olvida debido a lo
estrictas que son nuestras programaciones en cuanto a la adquisición de
contenidos puramente conceptuales o la presión social que parece que valora más
la adquisición de muchos contenidos ante la adquisición de menos contenidos
pero más significativos, prácticos...
Para entender su teoría
antes tenemos que conocer estos conceptos:
El conocimiento se va
organizando en unas unidades psicológicas básicas que él denomina esquemas. Durante el desarrollo
esos esquemas se van modificando, combinando y reorganizando. Cada uno de los
periodos de desarrollo se va a caracterizar, precisamente, por la construcción
de esquemas de conocimiento diferentes. Si pensamos en un recién nacido, sus
esquemas se limitan a una serie de conductas reflejas, como la succión o la
prensión, que sólo le van a permitir realizar comportamientos muy simples, como
por ejemplo presionar o agarrar un sonajero que se pone en la palma de su mano.
Son acciones reflejas sobre las que el bebe no tiene un control voluntario
porque el recién nacido sólo dispone de esquemas reflejos. Pero constituyen el
punto de partida para todo el desarrollo posterior, porque a partir de la
puesta en acción de esos esquemas reflejos sobre distintos objetos, esos
esquemas se van modificando y reorganizando. De tal manera, que pocos meses
después, el bebé será capaz de coordinar secuencias de acciones de manera
voluntaria, por ejemplo, verá el sonajero que está al alcance de su mano y
podrá cogerlo y hacerlo sonar. Ese tipo de comportamiento va a ser posible
porque el bebé ha ido construyendo, a través de su acción sobre los objetos,
otro tipo de respuestas: Los esquemas de acción, que constituyen las unidades
básicas de conocimiento del niño hasta que tiene, aproximadamente, año y medio.
Pensemos ahora en un niño de 2 años, su comportamiento es muy diferente al de
el bebé, el niño ahora comienza: a hablar, a jugar simbólicamente- utiliza un
objeto (caja) como si fuera otro (coche)-, a imitar a los otros sin que estén
presentes; a dibujar un garabato diciendo que es papá. Todos esos
comportamientos son distintas manifestaciones de una nueva capacidad cognitiva:
el niño ya puede simbolizar, ya puede representarse- con palabras, con dibujos,
con imágenes mentales... – la realidad. El niño ha construido un tipo de
esquemas que se denominan genes mentales. A lo largo del desarrollo esos
esquemas se van haciendo cada vez más complejos hasta posibilitar el
pensamiento abstracto que caracteriza a la forma de pensar que tiene el sujeto
adulto.
Piaget sostiene que el individuo construye
activamente su conocimiento, pero no niega el papel que la herencia genética
juega en el desarrollo, admitiendo que el ser humano viene dotado de ciertas
capacidades innatas. Lo que rechaza con rotundidad es que esas capacidades
incluyan conocimientos específicos, porque esa aceptación entra en franca
oposición con el constructivismo que él encarna y defiende. En su teoría
propone la existencia de dos tipos de mecanismos invariantes que todos
heredamos y, por tanto, son comunes a toda la especie:
-
Las invariantes
estructurales. Son disposiciones hereditarias de tipo estructural que dependen de la
constitución y maduración del sistema nervioso y de los órganos de los
sentidos. Es decir contamos con ciertas restricciones para acceder a
determinados tipos de información que se deben a la propia constitución y
funcionalidad de nuestros órganos, sentidos y de nuestro cerebro, por ello no
podemos percibir determinadas informaciones (no podemos ver los microbios, los
átomos, no podemos oír determinadas longitudes de ondas, etc.).
-
Los invariantes
funcionales: Piaget describe el intercambio que se produce entre el individuo y el
medio mediante dos variantes funcionales: la asimilación y la acomodación
(conceptos que toma de Baldwin).
La asimilación se refiere a la acción del
sujeto sobre los objetos que lo rodean.
Cuando actuamos sobre los objetos los incorporamos y transformamos en función
de los esquemas que tenemos. Pensemos otra vez en el bebé que había aprendido a
agarrar el sonajero y a hacerlo sonar, podrá agarrar y actuar sobre objetos de
características similares porque los asimila a los esquemas de acción que ya
posee.
Pero, el medio, en
numerosas ocasiones, provoca situaciones a las que no podemos responder
adecuadamente en fu8nción de nuestros esquemas previos. Sigamos con el ejemplo
del bebé e imaginemos que ahora está interesado en agarrar una pequeña pelota.
¿Qué ocurre? Pues se produce una situación de conflicto, de desequilibrio,
porque sus esquemas previos no le sirven para actuar sobre ese nuevo objeto.
Esa situación sólo podrá superarse si se produce una reestructuración de sus
esquemas.
En eso consiste,
precisamente la acomodación, en la transformación que realizamos de
nuestros esquemas previos para poder incorporar los diversos objetos de la
realidad. Siguiendo con el ejemplo, el bebé tendrá que transformar el esquema
de acción que tenía para “agarrar” para que se acomode a la pelota. Si sólo
existieran procesos asimilatorios no habría posibilidad de cambio, precisamente
es la acomodación la que propicia el cambio.
Aunque he utilizado
ejemplos de bebés, para Piaget, la asimilación y la acomodación constituyen los
mecanismos invariantes que utilizamos para construir el conocimiento a lo largo
de toda la vida. Los adultos hemos ido construyendo esquemas (no sólo de acción
como los bebés, sino representacionales) que nos ayudan a comprender el mundo y
poder actuar en él (asimilación). Sin embargo, en numerosas ocasiones se “nos
rompen los esquemas”, al enfrentarnos a determinadas situaciones para las que
no sirven nuestros esquemas previos y tenemos que transformarlos (acomodación)
para que se adapten a la nueva situación y se restablezca el equilibrio.
De ahí que Piaget
entienda el desarrollo como el proceso de búsqueda continua del equilibrio
entre la acomodación y la asimilación.
Piaget describió
tres periodos en el desarrollo de la inteligencia. Esos periodos implican
diferentes formas de organización mental que caracterizan a los sujetos en
distintas etapas de la vida:
PERIODOS
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CARACTERIZACIÓN
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Sensoriomotor
(Desde el nacimiento a los 18-24 meses)
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Comienza el desarrollo de la inteligencia. Partiendo de simples
esquemas reflejos, el niño, a través de sus interacciones físicas con el
medio, va a construir esquemas de acción genuinamente inteligentes.
|
Preparación y Organización de las Operaciones Concretas:
- Subperiodo Preoperatorio (De 2 a 6-7 años).
- Subperiodo
Operacional Concreto (De 6-7 a 11 años).
|
-
Aparece la función simbólica en sus distintas
manifestaciones (lenguaje, juego simbólico, imitación diferida, dibujo). La
inteligencia pasa de ser práctica a ser representacional.
-
Las acciones interiorizadas se organizan en
sistemas dando lugar a las operaciones lógicas y a la reversibilidad del
pensamiento.
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Operaciones Formales (A partir de 11-12 años).
|
Pensamiento abstracto e hipotético, se libera de lo real (del aquí y
ahora) y va a poder construir mundos posibles.
|
Los diferentes
estadios están jerárquicamente relacionados, en cada uno de ellos se integran
las características del anterior pero incorporándolas a las nuevas estructuras
que se han construido. En cada estadio
se puede distinguir una fase de preparación, caracterizada por el
desequilibrio- porque las demandas que plantea el medio no pueden resolverse
con los esquemas que el sujeto posee-, y por una fase de acabamiento en la que
se recupera el equilibrio gracias a la construcción de muevas estructuras.
Los cuatro factores
que explican el cambio son la maduración biológica, la experiencia adquirida a
través de la interacción con el medio, La influencia del medio social y la
equilibración. La equilibración es el mecanismo que posibilita el paso de unas estructuras
a otras y, en definitiva, el que garantiza la continuidad en el desarrollo
cognitivo. Así pues, el proceso de equilibración implica autorregulación frente
a las perturbaciones externas mediante la reestructuración de los esquemas del
sujeto.
A continuación describiré dichos
periodos de manera más detallada:
Etapa
Sensoriomotora:
La conducta del niño es esencialmente motora, no hay
representación interna de los acontecimientos externos, ni piensa mediante
conceptos. (Desde el nacimiento a los 18-24 meses).
|
Etapa
Preoperacional:
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Etapa de las
Operaciones Concretas:
Los procesos de razonamiento se vuelen lógicos y pueden
aplicarse a problemas concretos o reales. En el aspecto social, el niño
ahora se convierte en un ser verdaderamente social y en esta etapa aparecen
los esquemas lógicos de seriación, ordenamiento mental de conjuntos y clasificación de los
conceptos de casualidad, espacio, tiempo y velocidad. (De 6-7 a 11 años).
|
Etapa de las
Operaciones Formales:
En esta etapa el
adolescente logra la abstracción
sobre conocimientos concretos observados que le permiten emplear el razonamiento lógico inductivo y deductivo.
Desarrolla sentimientos idealistas y se logra formación continua de la personalidad, hay un mayor desarrollo de los
conceptos morales. (A partir de 11-12 años).
|
De manera general
se puede decir que el desarrollo cognitivo ocurre con la reorganización de las
estructuras cognitivas como consecuencia de procesos adaptativos al medio, a
partir de la asimilación de experiencias y acomodación de las mismas de acuerdo
con el equipaje previo de las estructuras cognitivas de los aprendices. Si la
experiencia física o social entra en conflicto con los conocimientos previos,
las estructuras cognitivas se reacomodan para incorporar la nueva experiencia y
es lo que se considera como aprendizaje. El contenido del aprendizaje se
organiza en esquemas de conocimiento que presentan diferentes niveles de
complejidad. La experiencia escolar, por tanto, debe promover el conflicto
cognitivo en el aprendiz mediante diferentes actividades, tales como las
preguntas desafiantes de su saber previo, las situaciones desestabilizadoras,
las propuestas o proyectos retadores, etc.
La enseñanza debe ser planeada para permitir
que el estudiante manipule los objetos de su ambiente, transformándolos,
encontrándoles sentido, disociándolos, introduciéndoles variaciones en sus
diversos aspectos, hasta estar en condiciones de hacer inferencias lógicas y desarrollar
nuevos esquemas y nuevas estructuras mentales.
PROFUNDIZANDO MÁS:
I. EL PRIMER PERÍODO
(sensoriomotriz)
Se subdivide en seis subestadios:
Uso de reflejos (0 – 1 mes). Total
egocentrismo, los reflejos neonatales se fijan y perfeccionan.
Reacciones circulares primarias (1 – 4 meses). Primeros hábitos. Se producen nuevas respuestas mediante la coordinación de los reflejos primitivos aplicados al cuerpo del niño. Todos estos seis subestadios están muy resumidos. Si alguien tiene interés puede ampliar más mediante la bibliografía adjuntada al final.
Reacciones circulares secundarias (4 – 8 meses). Respuestas nuevas aplicadas a objetos externos a él, que se repiten intencionalmente con el propósito de mantener efectos interesantes.
Coordinación de esquemas secundarios (8 – 12 meses). Coordinación de esquemas secundarios, intencionalidad para conseguir una meta subordinando los medios a los fines, conductas anticipatorias.
Reacciones circulares terciarias (12 – 18 meses). Una acción se repite pero para conseguir efectos nuevos: “experimentación” que lleva al descubrimiento de nuevos medios, por su propia acción.
Combinaciones mentales (18 – 24 meses). Inicio de la interiorización de la acción, de la representación simbólica, que le permite encontrar solución a un problema mentalmente.
Al coordinarse los movimientos y
percepciones se forman nuevos esquemas de mayor amplitud. El niño incorpora cosas
procedentes del mundo
exterior a sus esquemas de asimilación donde el niño como que comprende si el objeto que tiene a la mano es, por ejemplo, "para
chupar", "para palpar", "para golpear", etc.
Durante el período sensorio-motriz todo lo sentido y percibido se asimilará a la actividad infantil. El mismo cuerpo infantil no está disociado del mundo exterior, razón por la cual Piaget habla de un egocentrismo integral, es decir de ser el centro de atención de todos.
II. PERÍODO
PREOPERATORIO:
El período
preoperatorio del pensamiento llega
aproximadamente hasta los seis años. Junto a la posibilidad de representaciones elementales (acciones y percepciones
coordinadas interiormente) y gracias al lenguaje, asistimos a un gran progreso
tanto en el pensamiento del niño como en su
comportamiento.
Al cumplir los 18 meses el niño empieza a imitar las
cosas con algunas partes del cuerpo
que no percibe directamente (p. ej., fruncir la frente o mover la boca),
incluso sin tener delante el modelo y entonces hace una imitación diferida. Pero a medida que se
desarrollan la imitación y representación, el niño puede realizar los llamados actos
"simbólicos", actos de signos o imágenes. Piaget habla entonces del inicio del simbolismo (una piedra, por
ejemplo, se convierte en una almohada y el niño imita la acción de dormir apoyando en ella su cabeza).
El niño todavía no puede despegarse de su acción para pasar a representársela; con los gestos y ademanes o representación, simbólicamente, ejecuta la acción que anticipa.
La función simbólica tiene un gran desarrollo entre los 3 y los 7 años. Por una parte, se realiza en forma de actividades lúdicas o juegos simbólicos en las que el niño toma conciencia del mundo, aunque deformada, es decir todavía no es completa. Por lo demás, al reproducir situaciones vividas las asimila a sus esquemas de acción y deseos de cariño, transformando todo lo que en la realidad pudo ser penoso y haciéndolo soportable e incluso agradable. Para el niño el juego simbólico es un medio de adaptación tanto intelectual como de cariño.
El lenguaje es lo que en gran parte permitirá al niño adquirir una progresiva interiorización mediante el empleo de signos verbales, sociales y transmisibles oralmente.
Inicialmente, el pensamiento del niño es plenamente subjetivo, es decir que tiene relación con la manera de pensar o sentir y no con el objeto en sí mismo.
El niño entonces presta atención a lo que ve y oye a medida que se
efectúa la acción, es decir, solo presta atención cuando pasa algo sino no.
III. PERÍODO
DE LAS OPERACIONES CONCRETAS:
El período de
operaciones concretas se sitúa entre los siete y los once o doce años. Este
período señala un gran avance en cuanto a socialización y objetivación del pensamiento.
El niño concibe los sucesivos estados de un fenómeno, de una transformación, como "modificaciones", que pueden compensarse entre sí, o bajo el aspecto de "invariante", que implica volver a un estado anterior.
El niño no es capaz de distinguir aún de forma satisfactoria lo probable de lo indispensable. Solo razona sobre lo realmente dado, no sobre lo virtual. Así que, en sus anticipaciones de cosas que van a ocurrir es limitado.
En esta edad, el niño no sólo es objeto receptivo de transmisión de la información del lenguaje y la cultura en sentido único. Surgen nuevas relaciones entre niños y adultos, y especialmente entre los mismos niños.
Los niños son capaces de una auténtica colaboración en grupo, pasando la actividad individual aislada a ser una conducta de cooperación (en edades anteriores aún es difícil el trabajo en grupo). También los intercambios de palabras señalan la capacidad de descentralización. El niño tiene en cuenta las reacciones de quienes le rodean, el tipo de conservación "consigo mismo", que al estar en grupo (monólogo colectivo) se transforma en diálogo o en una auténtica discusión.
La moral que está sometida a un poder externo infantil, unilateralmente adoptada, da paso a la independencia del medio que lo rodea del final de este período.
IV. PERÍODO DE LAS OPERACIONES
FORMALES: LA ADOLESCENCIA
En oposición a la mayor parte de los
psicólogos que han estudiado la psicología de la adolescencia, Piaget atribuye la máxima
importancia, en este periodo, al desarrollo de
los procesos cognitivos y a las nuevas relaciones
sociales que éstos hacen posibles.
Aquí se da la aparición del pensamiento formal por el que se hace posible una coordinación de operaciones que anteriormente no existía. Esto hace posible su integración en un sistema de grupo y red. La principal característica del pensamiento a este nivel es la capacidad de prescindir del contenido concreto para situar lo actual en un más amplio esquema de posibilidades.
La forma de insertarse en la sociedad adulta es un proceso lento que se realiza en diversos momentos según el tipo de sociedad o según como es la gente que rodea al individuo, su entorno. Aquí ya se siente al nivel de un adulto en la preadolescencia, comenzado a considerarse como un igual (independientemente del sistema educativo). De la moral de la dependencia y heretoromía, el adolescente pasa a la moral de unos con los otros, a la auténtica cooperación y a la independencia.
La adolescencia es una etapa difícil
debido a que el muchacho
todavía es incapaz de tener en cuenta las contradicciones de la vida humana,
personal y social, donde hay muchos cambios tanto físicos como emocionales,
razón por la que su plan de vida personal, su programa de vida y de reforma, suele ser utópico e ingenuo o que actúa
sin malicia o no tiene picardía. La
confrontación de sus ideas con la realidad suele ser una causa de grandes conflictos y pasajeras
perturbaciones afectivas, (crisis religiosa,
ruptura brusca de sus relaciones
afectivas con los padres, desilusiones, etc.).
Quién desee profundizar más acerca de este tema puede encontrar más
información en el siguiente libro que es mediante el cual he elaborado dicho
artículo: Psicología del Desarrollo. Purificación Sierra García y Ángeles
Brioso Díez. Editorial Sanz y Torres.
Cristina Manzanares
Lafuente.
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